Desde hace ya algún tiempo que los juegos no me entretienen tanto como antes, ni me sorprenden. A veces pienso que estoy perdiendo el tiempo y que debería hacer otra cosa, o simplemente me aburren después de un rato.
Ultimamente no he terminado ningún juego de los pocos que he empezado. ¿Es signo de la vejez?.
Puede ser signo de que algunos juegos han evolucionado y se han vuelto algo más profundo, y otros, se han quedado atrás.
Ya no son simples sistemas de entretención con una casi inexistente historia que solo buscaba excusar las capacidades computacionales y mostrar los logros tecnológicos de la época.
Ahora exhiben, en algunos casos, complejas historias; trasfondos profundos y diversos; estéticas hermosas; mecánicas ingeniosas e innovadoras; bandas sonoras espectaculares. Todo esto mezclado para crear verdaderas piezas de arte, de esas que te hacen llorar, que te emocionan y llegan a lo profundo de ti, o que simplemente te hacen quedar maravillado ante tal creación.
Es aquí donde la entretención viene dada más por lo envolvente de la historia y el juego en si, que por la propia mecánica del juego, pudiendo o no en algunos casos quedar esta última algo de lado.
Si han llamado al cine el séptimo harte por poseer a las otras 6 artes, sé que los juegos serán algún día también considerados como un arte en todo el mundo, el nuevo arte, poseyendo ya en muchos casos también grandes expresiones de las otras 6 artes. El caso de Estados Unidos fue un gran avance, pero queda tiempo aún.
He envejecido, pero los juegos también lo han hecho.